Sus cuadernos de bocetos respiran paz y cierta ingenuidad en el trazo; y siempre, con una armonía cromática y una aparente y envidiable simpleza.
Dice no sentirse cómoda con la palabra estilo, pero aunque no le guste, tiene uno muy definido originado según ella, por todo lo que la rodea. La figura humana y las descomposiciones geométricas adoptan un peso importante en su trabajo, con el que trata de seguir aprendiendo y no encasillarse.
María juega en diferentes formatos, desde portadas de libros a posters o publicidad; y su cartera de clientes, a pesar de llevar poco más de 4 años en la profesión, es muy variada. Le han publicado en editoriales de España y el extranjero, desde
Su metodología comienza con garabatos a lápiz para organizar ideas y dependiendo de lo que quiera destacar, escoge una técnica u otra. “Al principio del proceso, hago decenas de pequeños dibujos en folios de papel, intentando verter las ideas que me surgen y que el propio dibujo me sugiere, enlazando conceptos. Casi siempre empiezo usando el lápiz y los colores, que son las herramientas con las que me siento más cómoda. Una vez he dado con unas cuantas ideas que me convencen y que explican lo mismo, el próximo paso es re dibujarlas de una manera más elaborada hasta que una de ellas destaca y veo claramente que es la que debo desarrollar hasta el final. Con la caja de luz como soporte esencial, re dibujo hasta que los volúmenes, la composición y las líneas están equilibrados y la ilustración cumple con el encargo. Si la ilustración es manual, hago stencils y pinto, mientras que si es digital lo escaneo y empiezo a trabajar con Photoshop”.
María quiere seguir ilustrando todo lo que le llegue, y aunque es consciente de la situación, no se queja en absoluto de todos los encargos que tiene. “Espero que esto no cambie. Disfruto muchísimo con mi profesión a pesar de los esfuerzos y sacrificios que también lleva consigo”.el New York Times al Corriere Della Sera o La Vanguardia. “Los trabajos traen otros trabajos. Lo importante es no perder el hilo del primero, trabajar duro e intentar poner toda la virtud al servicio. Cuanto más trabajo, más encargos llegan. Obviamente más gente ve tu obra, se interesa, y si tienen dónde publicar, piensan que eres lo que necesitan. No hay mucho más”, explica la catalana y añade, que trata de divertirse en el proceso sorteando los escollos para cumplir siempre los objetivos.