lunes, 13 de junio de 2011

Johanna Spyri y su creación Heidi

Johanna Spyri (1827-1901), la creadora de Heidi, fue una escritora muy prolífica.
Todos conocen a Heidi, pero muy pocos conocen el nombre de la creadora de este ídolo de aquel libro infantil que ha sido traducido a tantas otras lenguas y que ha sido leído por tanta gente en todo el mundo. Heidi evoca el espíritu de la atracción turística suiza más popular: las montañas y la naturaleza.
Spyri nació en 1827 y se apellidaba Heusser antes de casarse. Fue hija de un médico rural en Hirzel, un pueblo en las alturas al sur de Zúrich. Creció en el seno de una familia religiosa. Su abuelo había sido pastor del pueblo, y su madre escribía relatos píos para niños. Juana fue educada primero en la escuela del pueblo y más tarde en Zúrich. Después de la escuela pasó dos años (1844-1845) en Yverdon, en la región francófona de Suiza. Tras su regreso a casa empezó a trabajar como institutriz de sus dos hermanas menores.
En aquella época de su vida fue cuando empezó a conocer la región de Maienfeld en el Cantón de los Grisones, donde la historia de Heidi está ambientada. Spyri pasó allí las vacaciones de verano, aprovechando el tiempo para visitar amigos.
En 1852 se casó con Juan Bernardo Spyri, un joven abogado ambicioso y amigo de uno de sus hermanos, y se mudó a Zúrich. El marido tomó un papel activo en la política de la ciudad de Zúrich y consiguió el cargo de juez municipal. Parece ser que tenía más interés en proseguir su carrera política que en ocuparse de la familia. El matrimonio no fue por tanto particularmente feliz para ella. La pareja sólo tuvo un hijo, Bernardo Diethelm, nacido en 1855. Fue un niño que padecía muchas enfermedades. Murió en 1884, poco antes de que muriera su padre.
Spyri pasó el resto de su vida en Zúrich. Continuó a escribir novelas «para niños y aquellos que los quieren». Gran parte de sus libros fueron éxitos en la venta a la sazón, pero no le gustaba estar en el candelero, por lo que nunca estuvo dispuesta a dejar informaciones autobiográficas a personas que querían escribir sobre ella. Una vez dijo que no había nada de especial en el curso de su vida exterior, mientras que su vida interior estaba «lleno de tormentas; pero ¿quién es capaz de describirlas?». Incluso pidió a los amigos que le devolviesen las cartas que le había mandado en el transcurso de los años para no dejar huella de sí. Las destruyó junto con otros documentos personales.
Afortunadamente, una parte de su correspondencia se salvó de las llamas, entre otras las cartas que había escrito a un amigo de por vida y compañero escritor Conrad Ferdinand Meyer, que al menos arrojan algo de luz sobre sus sentimientos y experiencias personales.
Fuente: http://www.swissworld.org/es/poblacion/retratos_mujeres/juana_spyri/
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