Increíble. Casi sin pensarlo, un 15 de abril de 2001, Joey Ramone estaba sentado en su cama del New York Presbyterian Hospital, pensando en volver a las giras.
Se sentía inquieto. Dudaba. Hacía días que estaba en esa cama, doliente por su cáncer, pero sentía la misma vitalidad que la que tuvo en sus inicios, en Forest Hills. No sabía cuál camino tomaría: ¿ir a Sudamérica? ¿Ir a Japón o quedarse en Estados Unidos?
Una decisión difícil. Con los Ramones, en sus últimos años, esos lugares lejanos eran los únicos rincones donde habían conseguido el reconocimiento que su patria les negaba.
Era increíble pensar en tantas contradicciones. ¿Cómo hizo una banda para mantenerse unida, cuando odiaba a Johnny? ¿Cómo pudieron llenar estadios en Latinoamérica cuando tocaban para 5000 personas en EEUU?
Contradicciones. Los Ramones estaban llenos de contradicciones.
Desde chico, y enmarcado por su traumático entorno familiar, Joey sufrió un trastorno obsesivo-compulsivo que lo volvió retraído, ensimismado y tímido, con un aura de “freak”. Estuvo internado y a Johnny le llamó la atención al instante.
“Cuando era adolescente tuve que atravesar un montón de mierda, mi mamá se divorció y se volvió a casar, una familia nueva y todas esas cosas.
"Encontré mi salvación en la radio. Me acuerdo de la primera vez que escuché a los Beach Boys, era ‘Surfing USA’ y me impactó. Pero los Beatles fueron los que me convirtieron en un fan. Y más tarde los Stooges, que fueron una banda que me ayudó mucho en mis períodos oscuros. Me ayudaban a sacar afuera la agresión. Nadie andaba armado en aquellos años, ningún chico llevaba armas a la escuela. Lo que hacías era poner música fuerte, que te hacía sentir bien.”
El racional interesado por el loco. El conservador buscando al hippie. El orden llamando a la entropía. Seguían las dicotomías.
Al rato, vio al espejo que tenía en frente y percibió su reflejo como otra cara. Su otro yo, indivisible, mirándolo fijo. Sus contradicciones le aparecieron de golpe.
“Joey, vos sos el tímido, el sensible, el frágil, el creativo, el explosivo, el sentimental de ‘I want you around’, el dolido en ‘The KKK took my baby away” y el visceral furioso en ‘I’m not Jesus’; todo eso sos: un crossover genial”, le dijo esa figura que era parte de él.
Joey volvió a pensar. Dudó por un momento que su inquietud haya sido causada por querer salir de gira. No era su ex banda tampoco, porque sabía que Ramones, a pesar de ser minimalista y decadente a la vista de muchos, pudo, en palabras de sus fans, “salvar vidas”. No era eso. Todavía faltaba algo.
Y esa sensación se repite. Es una constante. Es la que sintió Bono, cantante de U2, cuando en un estadio le dijo a su público "quiero hablarles de Joey Ramone".
Curioso. En la habitación sonaba “In a Little way” y en otra parte del mundo, más precisamente en el Rose Garden de Portland, "I Remember You”. Ahí entendió todo. No se trataba de ver por qué las cosas funcionaban a pesar de las contradicciones. La muerte misma le estaba mostrando que su finiquitud era la causante de su inquietud.
Una vez que encontró la respuesta, miró al techo y sólo atinó a decir: “Adiós amigos, don’t worry about me”.
Fuente: http://www.eldiario24.com/nota/219458/joey-ramone-a-10-aos-de-llevar-un-espiritu-a-mi-casa.html
@JazzManiaMusic
Se sentía inquieto. Dudaba. Hacía días que estaba en esa cama, doliente por su cáncer, pero sentía la misma vitalidad que la que tuvo en sus inicios, en Forest Hills. No sabía cuál camino tomaría: ¿ir a Sudamérica? ¿Ir a Japón o quedarse en Estados Unidos?
Una decisión difícil. Con los Ramones, en sus últimos años, esos lugares lejanos eran los únicos rincones donde habían conseguido el reconocimiento que su patria les negaba.
Era increíble pensar en tantas contradicciones. ¿Cómo hizo una banda para mantenerse unida, cuando odiaba a Johnny? ¿Cómo pudieron llenar estadios en Latinoamérica cuando tocaban para 5000 personas en EEUU?
Contradicciones. Los Ramones estaban llenos de contradicciones.
Desde chico, y enmarcado por su traumático entorno familiar, Joey sufrió un trastorno obsesivo-compulsivo que lo volvió retraído, ensimismado y tímido, con un aura de “freak”. Estuvo internado y a Johnny le llamó la atención al instante.
“Cuando era adolescente tuve que atravesar un montón de mierda, mi mamá se divorció y se volvió a casar, una familia nueva y todas esas cosas.
"Encontré mi salvación en la radio. Me acuerdo de la primera vez que escuché a los Beach Boys, era ‘Surfing USA’ y me impactó. Pero los Beatles fueron los que me convirtieron en un fan. Y más tarde los Stooges, que fueron una banda que me ayudó mucho en mis períodos oscuros. Me ayudaban a sacar afuera la agresión. Nadie andaba armado en aquellos años, ningún chico llevaba armas a la escuela. Lo que hacías era poner música fuerte, que te hacía sentir bien.”
El racional interesado por el loco. El conservador buscando al hippie. El orden llamando a la entropía. Seguían las dicotomías.
Al rato, vio al espejo que tenía en frente y percibió su reflejo como otra cara. Su otro yo, indivisible, mirándolo fijo. Sus contradicciones le aparecieron de golpe.
“Joey, vos sos el tímido, el sensible, el frágil, el creativo, el explosivo, el sentimental de ‘I want you around’, el dolido en ‘The KKK took my baby away” y el visceral furioso en ‘I’m not Jesus’; todo eso sos: un crossover genial”, le dijo esa figura que era parte de él.
Joey volvió a pensar. Dudó por un momento que su inquietud haya sido causada por querer salir de gira. No era su ex banda tampoco, porque sabía que Ramones, a pesar de ser minimalista y decadente a la vista de muchos, pudo, en palabras de sus fans, “salvar vidas”. No era eso. Todavía faltaba algo.
Y esa sensación se repite. Es una constante. Es la que sintió Bono, cantante de U2, cuando en un estadio le dijo a su público "quiero hablarles de Joey Ramone".
Curioso. En la habitación sonaba “In a Little way” y en otra parte del mundo, más precisamente en el Rose Garden de Portland, "I Remember You”. Ahí entendió todo. No se trataba de ver por qué las cosas funcionaban a pesar de las contradicciones. La muerte misma le estaba mostrando que su finiquitud era la causante de su inquietud.
Una vez que encontró la respuesta, miró al techo y sólo atinó a decir: “Adiós amigos, don’t worry about me”.
Fuente: http://www.eldiario24.com/nota/219458/joey-ramone-a-10-aos-de-llevar-un-espiritu-a-mi-casa.html
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